jueves, 31 de marzo de 2011

Ética y sociedad tecnológica

En las entradas anteriores me he venido refiriendo a los procesos de formación de la sociedad tecnológica actual, derivados del desarrollo de la energía nuclear, la tecnología informática y las comunicaciones globales. En este momento, mi pregunta es la siguiente: ¿existen compromisos éticos en la sociedad tecnológica?
El derrame tecnológico ha dado lugar a una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza, basado en una tecnologización de la vida y un control del entorno por parte del ser humano, que diferencia nuestra sociedad de las sociedades anteriores. Así pues, la tecnología, concebida como fenómeno universal, ha dado lugar  a la transformación de la sociedad. Es importante destacar la mayor interacción social (derivada del desarrollo de los sistemas de comunicaciones, principalmente) y, en consecuencia, la formación de estructuras sociales, culturales o económicas cada vez más complejas e interrelacionadas. En este sentido, la tecnología ha dado lugar a una profunda transformación cultural, creando lo que se ha venido denominando homo faber, esto es, un ser humano pragmático que, a su vez, desarrolla una nueva ética,  de carácter pragmático.
En 1984, HANS JONAS[1] señalaba que era necesario desarrollar una nueva ética para contener los hechos derivados del surgimiento de la nueva sociedad tecnológica. Así, se puede formular una ética de la tecnología (considerada como un todo) que reconfigure las relaciones sociedad-tecnología. En este sentido, sería preciso tener en cuenta las consecuencias del desarrollo tecnológico, el impacto ambiental y social, los riesgos, etc. A mi juicio, el desarrollo de sociedades dinámicas tiene como efecto secundario la incertidumbre provocada por la compleja red de estructuras surgida. Por ello, son necesarios ciertos compromisos éticos respecto de la tecnología que permita cierto control de la misma (por ejemplo, en relación con la incertidumbre o la privacidad).
Ya a finales de los años cuarenta e inicios de los años cincuenta, los científicos nucleares mostraban su preocupación respecto de las posibles consecuencias políticas derivadas del desarrollo de armas nucleares. En 1946, ALBERT EINSTEIN señalaba que la guerra moderna, la bomba (atómica) y otros descubrimientos se nos presentan […] no como un problema de física sino de ética[2]. Estos científicos promovieron un nuevo modo de pensamiento a través d ela creación de Bulletin of Atomic Scientist (posteriormente denominado Science and Human Affairs) y el movimiento Pangwash, contrario a la proliferación de armas nucleares.
Posteriormente, a finales de los años setenta, surge un movimiento ambiental contrario al desarrollo de nuevas armas nucleares y a la energía nuclear; oposición en gran parte alimentada por el accidente de Three Mile Island (Estados Unidos) en 1983 y el accidente de Chernobyl (actual Ucrania) en 1986. El fin de la Guerra Fría y de la política de bloques planteó nuevas cuestiones éticas respecto de la energía nuclear y las armas nucleares, que aún se tratan de responder en la actualidad. Entre ellas se encuentran el planteamiento de los beneficios y riesgos de la energía nuclear, o la seguridad en el funcionamiento de las centrales nucleares; que han cobrado fuerza tras los problemas de las centrales japonesas, derivadas del terremoto de 11 de marzo.
Asimismo, también se ha planteado una ética de las tecnologías de comunicación e información. El desarrollo tecnológico en estos campos ha producido un cambio profundo en la cultura humana, especialmente en lo relativo al acceso a la información y la abundancia de ésta. Tal como señala MITCHAM[3], la sustitución del término conocimiento por el término información es una muestra de esta transformación. Objeto de revisión, deberían ser los temas derivados de la privacidad y confidencialidad, así como de la garantía de seguridad en la red.
  
A modo de conclusión, considero que todos aquellos aspectos que afectan a la sociedad han de ser analizados desde un trasfondo ético, sin que ello debiera implicar un desajuste entre la moral de una sociedad y los avances tecnológicos.

NOTAS:

[1] JONAS, H.: "The imperative of Responsability: In Search of an Ethics for the Technological Ace". En GONZÁLEZ GARCÍA, M., LÓPEZ CEREZO, J.A. y LUJÁN LÓPEZ, J.L.: Ciencia, Tecnología y Sociedad. Una Introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología. Madrid, Tecnos, 1996, pp. 217-218.


[2] EINSTEIN, A.: "The Real Problem Is in the Hearts of Men". En ídem, p.197


[3] MITCHAM, C.: "Cuestiones éticas en Ciencia y Tecnología: análisis introductorio y  bibliografía". En ídem, p.211.
 

martes, 22 de marzo de 2011

Поехали! (¡Vámonos!)

El 4 de octubre de 1957, la URSS pone en órbita el primer satélite artificial de la Historia, llamado Sputnik I. El siguiente gran paso también vendrá dado por la URSS, que el 12 de abril de 1961 consigue realizar el primer vuelo espacial tripulado. La nave Vostok I fue tripulada por Yuri Gagarin en un vuelo alrededor de la órbita terrestre de aproximadamente noventa minutos.

¿Qué avances tecnológicos hicieron posible la conquista del espacio?

A principios del siglo XX, los principales proyectos de investigación aeroespacial fueron desarrollados en Rusia, Estados Unidos y Alemania, si bien ninguno de estos proyectos fue auspiciado por las autoridades gubernamentales de estos países.
En 1903 en Rusia, K.E. Ciolkovski publicó "Exploración del espacio exterior mediante aparatos de reacción", obra que establece los conceptos básicos del vuelo extraterrestre. En 1929, este físico consiguió lanzar un cohete de varias fases. Se denomina así porque a cada fase del vuelo se le aplica de forma independiente la ecuación desarrollada por el propio físico, de tal manera que puede haber un impulso distinto para cada fase.
Por su parte, Goddard realizó experimentos en Estados Unidos, ampliando las teorías de Ciolkovski. Así, en 1926 construye el primer cohete de oxígeno líquido y gasolina, al descubrir que la potencia es mayor  con combustible líquido (hasta entonces, el combustible era sólido), cuya finalidad son las investigaciones metereológicas.
En Alemania, H. Oberth escribe en los años veinte "El cohete en el espacio planetario", donde desarrolla su teoría de la propulsión por cohete. A partir de su teoría, diseñó, junto con sus alumnos, una nave espacial propulsada por combustible líquido, llamada Kegeldüse. Asimismo, Riedel desarrolló el cohete MIRAK. Estos experimentos interesaron al Gobierno alemán, motivado por el Tratado de Versalles, que a través del Departamento de Desarrollo de Armamento desarrolló la estación experimental de cohetes de Peenemunde, donde fue contratado W. von Braun, que en 1937 es nombrado director de la misma.
Ya en 1935, fueron diseñados los cohetes de serie A, que alcanzaban hasta 2'3 kilómetros y los aviones a reacción V1. Las mejoras técnicas (aerodinámica, materiales, etc.) permitieron la construcción de los cohetes V2, propulsado por oxígeno y alcohol, con un alcance de 190 kilómetros, una altura de 96 kilómetros y una velocidad de casi 5000 kilómetros hora. En septiembre de 1944, fueron lanzados alrededor de un millar de cohetes V2, contra el sur de Inglaterra, provocando más bien un efecto psicológico, pues la Guerra en Europa ya se inclinaba a favor de los aliados. Cuando estos toman Peenemunde, von Braun se marchará a Estados Unidos, donde en 1960 es nombrado director del Centro de Vuelo Espacial George C. Marshall.

Como ya se ha ido comentando en entradas anteriores, la Guerra Fría será una guerra tecnológica con un gran coste económico, por lo que, al igual que la energía nuclear y la informática, la cohetería se desarrollará de forma muy rápida. Así, en 1947 la URSS trabajará en el misil balístico intercontinental, llamado T3, probado en 1957, con un alcance de 8000 kilómetros, . Por su parte, en 1958, Estados Unidos desarrollará el cohete Thor, con un alcance de 1900 kilómetros, si bien un año más tarde el Atlas-D tendrá unas características comparables al T3.
Estos avances no se limitan a la cohetería, sino que propiciarán la carrera espacial, iniciada en 1957 por la URSS con la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik I.  En 1958, Estados Unidos pondrá en órbita su primer satélite artificial, Explorer I; y en 1960 lanzará el satélite Tiros I, primer satélite metereológico de la Historia. Ese mismo año, se lanzará Echo I, primer satélite de comunicaciones, utilizado como reflector pasivo de las señales. Sólo dos años más tarde se pondría en órbita el satélite Telstar I, primer satélite activo de comunicaciones, gracias al cual pudo realizarse la primera retransmisión televisiva entre Estados Unidos y Europa de la Historia. Sin embargo, la URSS no pondrá en órbita su primer satélite de comunicaciones hasta 1965, denominado Molniya I.
De forma paralela se producirá la llegada del ser humano al espacio. Se inicia con el vuelo espacial de Yuri Gagarin a bordo de Vostok I en 1961. La respuesta estadounidense vendrá en 1962 con el vuelo orbital de John Glenn. Posteriormente, en 1964, la URSS da un paso más allá al realizar un viaje tripulado por tres personas en la nave Vosjod I. Del mismo modo, tendrán gran importancia los dos primeros paseos espaciales, realizados en 1965, primero por la URSS y meses después por Estados Unidos, que suponen la superación de todas las condiciones atmosféricas desfavorables para el ser humano (radiación, temperatura, gravedad, etc.), claves para el primer alunizaje en 1969. Este año será clave en la Historia aeorespacial, por cuanto Estados Unidos logra que el ser humano pisa la Luna.

Durante los años setenta, ambas superpotencias ponen en órbita su primera estación orbital. En 1971 la estación soviética Salyut, y en 1973, la estación estadounidense Skylab.

Las conexiones televisivas en directo con un reportero situado al otro lado del planeta son actualmente habituales, así como unas previsiones metereológicas muy exactas o las comunicaciones telefónicas. En definitiva, en la actualidad es posible estar en contacto de forma instantánea con las partes más remotas del planeta. Los inicios fueron dados por Ciolkovski, su desarrollo en plena Guerra Fría y su derrame a la sociedad, aproximadamente desde hace unos cuarenta años. En 1981, Estados Unidos construye el primer transbordador Columbia, que finalizó su actividad en 2003 debido al famoso accidente. En 1986, la URSS construye la Estación Espacial MIR, que será la primera estación continuamente habitada del planeta. Pero lo más sorprendente es la construcción en órbita, desde 1998, de la Estación Espacial Internacional, proyecto en el que participan numerosos Estados, como Rusia, Estados Unidos, países europeos o Japón.

La pregunta es:  ¿cuál será el próximo gran paso en la conquista del espacio?


El siguiente vídeo es un fragmento de la película de Fritz Lang "Frau im Mond" ("Woman in the Moon"). Esta destaca por ser una de las primeras películas de ciencia ficción de la Historia, así como por la participación de H. Oberth en el diseño del cohete.

miércoles, 16 de marzo de 2011

De Bletchley Park a la actualidad

 
Uno de los acontecimientos históricos que marcan la formación de la actual sociedad tecnológica se produjo en una localidad inglesa, al sudoeste de Londres, llamada Bletchley, donde en 1944 se encontraba la Escuela Gubernamental de Códigos y Cifras del Reino Unido.  En plena II Guerra Mundial, la referida Escuela fue convertida en instalación militar donde se llevó a cabo el denominado “Proyecto Colossus”. El objetivo de este proyecto era descifrar los mensajes militares alemanes, codificados con la máquina Enigma. La característica principal de esta máquina consistía en poder codificar los mensajes alemanes, siendo descodificados por el receptor de los mismos. Asimismo, el periódico cambio de los códigos hacía que los aliados no lograsen descifrar los mensajes. Un ejemplo de ello es la ineficacia de la máquina “Bomba”, construida por Polonia.
Así pues, la finalidad del proyecto desarrollado en Bletchley Park era descifrar los mensajes de la máquina “Enigma” mediante sistemas lógicos y tecnología. Esto es, a través de los conocimientos científicos. Para ello, la figura de A. Turing, que ya en 1936 había concebido la lógica de la máquina universal, fue imprescindible. Bajo las presiones del Gobierno Británico, así como una gran inversión por su parte, se logró desarrollar el proyecto “Colossus”, nombre que hace referencia a la máquina que descifraría los mensajes alemanes, imprescindible para el éxito del Desembarco de Normandía en junio de 1944. 

La construcción de “Colossus”, compuesto por lámparas de vacío, es un paso de gigante en la Historia de la Computación. Entre tanto, en 1941 K. Zuse construyó “Z3”, una máquina de cálculos alemana, utilizada para facilitar los cálculos necesarios para el desarrollo de los cohetes V2, proyecto dirigido por von Braun. Asimismo, en 1946 se construyó en Estados Unidos “ENIAC” (Electronic Numerical Integrator and Calculator), que facilitaba los cálculos para el desarrollo del armamento atómico. Por tanto, se podría decir que el desarrollo de la computación es un camino paralelo al desarrollo de otras tecnologías como la cohetería y la energía atómica. No obstante, a diferencia de lo que ocurrirá posteriormente, estas computadoras se limitaban a realizar complejos cálculos de forma muy rápida. Pese a que los cálculos de “Colossus” eran utilizados con fines informativos, no será hasta los años 50 cuando los ordenadores realicen cálculos e informen al mismo tiempo.
La II Guerra Mundial dio paso a la consecución de dos superpotencias, Estados Unidos y la URSS, que se hallaban en posesión de armas con una capacidad de destrucción indiscriminada. La confrontación de intereses y la constante tensión entre ambos Estados y sus respectivos bloques dará lugar al inicio de la Guerra Fría. Se puede decir que la Guerra Fría es una guerra tecnológica, basada en un equilibrio de poder entre ambas superpotencias. Equilibrio de poder que es equilibrio de terror por cuanto se construye a partir de un descomunal desarrollo tecnológico con fines militares.
En este sentido, Estados Unidos investiga en la creación de computadores de menor tamaño y mayor potencia, a fin de crear un sistema guiado de cohetes cargados con bombas nucleares. En lenguaje coloquial, los científicos e ingenieros estadounidenses trataban de aunar potencia y tamaño, con el objetivo de construir cohetes “teledirigidos” (en contraste con las bombas atómicas caídas sobre Hiroshima y Nagasaki, que habían sido lanzadas por aviones pilotados).
Este rapidísimo desarrollo tecnológico suscitó dos debates de carácter social y ético en torno al uso de la informática. El primer debate se produjo entre los científicos von Neumann, defensor de la informática aplicada exclusivamente a fines militares; y N. Wiener, que apoyaba el derrame de la informática en la sociedad. Ante este debate, se impuso la postura de von Neumann, de tal manera que la informática continuó limitada al ámbito militar. El segundo conflicto se produjo entre el propio von Neumann y Presper Eckert y J. Mauchly. Estos, a partir de los conocimientos adquiridos en el desarrollo de ENIAC, crearon en 1951 el ordenador UNIVAC, con fines comerciales. En este sentido, UNIVAC I fue utilizado para calcular el censo de Estados Unidos, así como los resultados electorales de las elecciones de 1952, ganadas por Eisenhower.
Como ya se adelantó previamente, no es hasta los años 50 cuando se desarrollan ordenadores capaces de informar y calcular al mismo tiempo. El temor estadounidense a un ataque por parte de la URSS dio lugar a que el Gobierno de Estados Unidos encargar la construcción de la red SAGE (Semi-Automatic Ground Environment). Al igual que en el caso del Proyecto Manhattan, este proyecto se desarrollará de forma conjunta por una institución pública, el MIT (Massachussets Institute of Technology) y una empresa, que será IBM. El resultado de este proyecto fue la creación de una red de centros con ordenadores que gestionaban la información proporcionada por aproximadamente un centenar de radares. Así pues, el poder político y el poder económico de un Estado se dirigían hacia los mismos objetivos. SAGE tuvo consecuencias civiles, pues de él derivaba el sistema de expedición de billetes de avión de la compañía American Airlines.

No será hasta los años 70 cuando la tecnología informática inicie su derrame en la sociedad. El impulso de esta revolución vendrá dado por los fundadores de la compañía Apple, Steve Jobs y Steve Wozniac. Sus conocimientos electrónicos, junto con ideas respecto de la extensión de la informática a la ciudadanía, no limitándose al Estado y las grandes empresas, permitieron el desarrollo de Apple I en 1975. Este es un paso de gigante que permitirá la consecución de otros proyectos como el desarrollo del mouse (que será incorporado en el modelo Macintosh) o el primer lenguaje de programación, fruto del trabajo de Paul Allen y Bill Gates. 

En la actualidad, la incorporación de la tecnología informática en nuestra vida diaria es tal, que la hemos asumido sin plantearnos cuáles son sus orígenes o qué acontecimientos permitieron su acercamiento a la ciudadanía.  Además, la informática ya no es una herramienta limitada al cálculo o la obtención de información. Es una forma de vida, ya que a través del interfaz nos introducimos en un espacio digital en el que desarrollamos experiencias virtuales de todo tipo. La tecnología se ha introducido de tal modo en nuestras vidas que un pequeño colapso podría paralizar el mundo en que vivimos.  

Para finalizar esta entrada, cuelgo un fragmento de un capítulo de la serie "The Simpsons" sobre el famoso "Efecto 2000", que finalmente no tuvo consecuencias.






jueves, 3 de marzo de 2011

El progreso tecnológico en imágenes

Cohete V-2, desarrollado bajo la dirección de von Bauer.

El cohete espacial Volstok 1, a bordo del cual Yuri Gagarin realizó el primer vuelo tripulado en 1961.

Primer vuelo de la lanzadera espacial Columbia, en 1981.

"Colossus", primer ordenador de la Historia

Ordenador "Apple I", primer ordenador de Apple

Ordenador "Altair 8800", primer ordenador de Microsoft.

Un ordenador actual

La bomba "Little Boy", bomba lanzada sobre Hiroshima.

Bomba termonuclear

miércoles, 2 de marzo de 2011

La carrera nuclear

El Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares, del que en la actualidad son partes 188 Estados (entre ellos, Alemania, España, Francia, Estados Unidos, Rusia e Irán), entró en vigor el 5 de marzo de 1970. La finalidad de este tratado es, en síntesis, doble. Por un lado, a fin de fomentar la confianza entre los Estados Parte, este Tratado promueve la no proliferación de armamento nuclear, así como el desarme general y completo. Por otra parte, se promueve la cooperación en lo que se refiere al acceso a la tecnología nuclear. Se establece además un organismo de supervisión, que es el Organismo Internacional de Energía Atómica.
Este convenio, preparado para la firma ya en 1968, es fruto de la necesidad de controlar los Estados que poseen armas atómicas, más aún en un periodo de máxima tensión entre las dos superpotencias mundiales del momento: Estados Unidos y la URSS.

Pero, ¿cuál es el origen de las armas atómicas?

En 1934, el físico Enrico Fermi realizó experimentos bombardeando uranio con neutrones lentos, deduciendo que éste se volvía radioactivo tras el experimento. Los experimentos fueron continuados, entre otros, por Otto Hahn y Lise Meitner, que concluyeron que uno de los productos obtenidos de tal experimento era el bario y no el radio. Meitner, exiliada en aquel momento en Estocolmo, fue informada de ello, y concluyó, junto con su sobrino O. Frisch que el núcleo de uranio se había dividido en dos y había liberado gran cantidad de energía. Estas conclusiones fueron aprovechadas por los Joliot, que teorizaron sobre la reacción en cadena, pues de la fisión del uranio se liberaban neutrones secundarios. Así pues, creo que se podría decir que se produce una progresión aritmética de razón 2. Posteriormente, Bohr y Wheeler concluyen que el isótopo 235 de uranio era más fácilmente fisionable que el isótopo 238 del mismo elemento.
Ya en el verano de 1939, Einstein y Szílard habían advertido al presidente Roosevelt sobre la posibilidad de que Alemania desarrollase la bomba atómica, así como promoviendo la búsqueda de uranio y la investigación en cadena, a fin de que Estados Unidos se adelantase en la carrera por hacerse con armamento nuclear. De este modo, será este Estado, el que logre la bomba atómica, aun cuando hasta ese momento sólo estaba interesado en la producción de energía atómica destinada a submarinos.
Cabe decir que el impulso inicial para construir armamento nuclear fue británico. Tras las reflexiones de Peierls y Frisch sobre la posibilidad de elaborar una bomba atómica potentísima con el isótopo 235 de Uranio, se formó la comisión de expertos MAUD y se inició el desarrollo del proyecto "Tube Alloys". No obstante, este proyecto fue revelado a Estados Unidos, dando comienzo al Proyecto Manhattan, dirigido por Oppenheimer.
El proyecto había de enfrentarse a cuatro problemas principales:
 
                  1.- Cómo extraer uranio-235, pues era necesaria una separación física del isótopo 238, dada su similitud.
                  2.- Halllar el tamaño de masa crítica para provocar la reacción en cadena.
                  3.- Cómo separar el plutonio, producto final de la reacción en cadena, del que en ese momento se desconocían las propiedades químicas.
                  4.- Los elementos manipulados eran radioactivos, por lo que existía un problema de seguridad en cuanto a la manipulación de los mismos.

Así pues, en 1942 se inició el Proyecto Manhattan sobre una base teórica (no probada) relativamente sencilla: una masa de Uranio-235 o Plutonio explotará con una violencia devastadora siempre que supere un tamaño crítico. Este tamaño crítico se conseguiría a partir de masas subcríticas (esto es, menores), que lograran crear la masa de forma casi instantánea para liberar toda la energía, pues la reacción en cadena es extremadamente rápida.
Una vez superados los problemas sobre las condiciones necesarias de detonación, el 16 de julio de 1945 se produjo la primera explosión con éxito en el desierto de Nuevo México, apenas tres semanas antes de bombardear Hiroshima y Nagasaki con "Little Boy" y "Fat Man".
Los dos ataques nucleares que dieron fin a la Segunda Guerra Mundial fueron totalmente inesperados. Asimismo, produjeron el inicio de una carrera por el armamento nuclear. Así, en 1949 fue la URSS quien explotó su primera bomba atómica; en 1952 fue Reino Unido; y en 1964, China. Pero este avance tecnológico no se detuvo en las bombas nucleares, pues en 1950, el Presidente Truman autorizó el programa de desarrollo de bombas termonucleares (más conocidas como Bombas-H), mucho más potentes que las bombas anteriores. Este programa tuvo éxito en 1952 para Estados Unidos, mientras que la URSS hubo de esperar un año para poseer este tipo de armas y Reino Unido hasta 1957.
A la par de estos logros bélicos, se investigaba sobre el uso civil de la energía nuclear.No obstante, aun cuando la URSS, Reino Unido y Francia mostraron interés por este uso civil, Estados Unidos no construyó su primera Central Nuclear hasta 1957.

En definitiva, que en 1968 se firmara el Tratado de no proliferación de armas nucleares es una consecuencia lógica, atendiendo al clima de tensión existente en la esfera política mundial, así como la carrera armamentística de los Estados, que evoca el rearme previo a la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, la energía nuclear está al orden del día, más aún cuando en España existe un debate en torno a la vida de las centrales nucleares, como es el caso de Santa María de Garoña, en Burgos. Desde el punto de vista armamentístico, tras 2003, con el inicio de la Guerra de Irak y actualmente con los procesos de enriquecimiento de Uranio iraníes, da la impresión de que el término "arma de destrucción masiva" se ha banalizado por su continua referencia en medios de comunicación. Ahora bien, es necesario recordar la capacidad de devastar de este tipo de armas, mirando hacia nuestra Historia del Tiempo Presente.