sábado, 21 de mayo de 2011

Homo digitalis 2.0

La campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas españolas, que finalizó ayer viernes, me ha permitido reflexionar sobre la gran importancia que las nuevas tecnologías tienen. Frente al clásico mitin, las redes sociales, especialmente Twitter se presentan como la nueva oralidad y la nueva forma de presentación en sociedad del siglo XXI. Aun cuando ésta sea una visión posmoderna, el ser humano, tal como lo conocíamos, ha dejado de existir para pasar a ser un nuevo ser que manifiesta su existencia a través de un interfaz, ya sea la pantalla de su ordenador o de su teléfono móvil de última generación, a través de los cuales están en continuo contacto con la realidad digital. 
Así pues, el espacio real  y virtual ya no son nuestros únicos dominios, sino que el espacio digital está ganando fuerza, dando lugar a que el ser humano (del Norte, por supuesto) concentre una gran parte de sus energías en el mundo digital, en detrimento del espacio real. En este sentido, el mundo digital nos permite interactuar en igualdad con los otros: todos somos unos y ceros en el mundo digital y las posibilidades de comunicación son espectaculares. 
El director del periódico Público publicaba hoy, en la edición escrita, qué sentido tenía la jornada de reflexión cuando Twitter es una ventana abierta a la opinión, imparable. Cuando el mundo digital es una ventana abierta a la comunicación y es imparable. Independientemente de la concurrencia de las elecciones del día de mañana, es cierto que la estructura de Twitter (un máximo de 140 caracteres por mensaje) es la toma de posición de la cultura oral frente a la escrita, si bien teniendo en cuenta que se desarrolla en el mundo digital y, por tanto, necesita de la oralidad necesita de la escritura como medio para expresarse. 


Por último, dejo aquí un curioso corto de Patrick Jean, que a través de un famoso videojuego plasma la digitalización de la vida, aun cuando su visión es catastrófica. El panorama que se presenta de cara a la futura sociedad del conocimiento, quizá sea el de un homo digitalis, en contraste con el homo faber.

domingo, 15 de mayo de 2011

La sociedad de la información

En la actualidad, manejamos una cantidad de datos muy grande. Ya no sólo almacenamos los datos de todo aquello que, en el entorno cercano de nuestro espacio real (nuestro barrio, nuestra universidad, nuestro círculo de amigos, etc.), observamos por primera vez; sino que la era digital está modificando la cantidad de información de la que disponemos, las formas de acceder a ella y, sobre todo, las formas de interaccionar con el mundo.
Respecto de la cantidad de información de la que disponemos, es indudable que nuestra generación tiene una mayor facilidad para encontrar datos que para generaciones anteriores sería difícil encontrar, dada la circulación de los datos en todas direcciones . Asimismo, la inmediatez (o cuasi inmediatez) en el acceso a dicha información es otra diferencia en comparación con generaciones anteriores. A través de la red y del mundo digital podemos conocer datos actualizados relativos casi a cualquier materia, de cualquier punto del mundo en un aquí y ahora. No obstante, es importante realizar un sesgo a tal cantidad de información, para prevenir una posible "desinformación".
A diferencia de la comunicación convencional, que tiene una limitadas sus fuentes, en la sociedad de la información, el acceso es multilateral a través de nuestra pantalla de ordenador, que actúa como interfaz, puede proceder de prácticamente todos los puntos. Además, no sólo somos consumidores de dichos datos, sino que también los producimos, como es el caso de los blogs.
Esta revolución tecnológica y social es, a diferencia de otras revoluciones sociales y políticas, silenciosa pero cada vez tiene mayor impacto. No obstante, hay una clara diferencia norte-sur en el uso y acceso a la tecnología, lo que provoca que la sociedad de la información excluya a gran parte de la población de continentes como África.
Asimismo, esta es una etapa de transición hacia un tipo de sociedad que aún desconocemos. El paso de la información al conocimiento es una posibilidad, si bien nos podemos desorientar durante el trayecto. El desenlace de este proceso se podrá observar en un futuro cercano. Nuestra generación será protagonista de un cambio al alcance de la Revolución Neolítica o la Revolución Industrial. Nuestro escepticismo ante este hecho se resolverá mediante un análisis con perspectiva, posterior a la actual etapa.

viernes, 6 de mayo de 2011

El registro sonoro desde nuestros padres a la actualidad

La sociedad que se está formando se caracteriza por estar en un constante proceso de innovación. Nos parecemos más a nuestro tiempo que a nuestros progenitores, pues los cambios acontecidos en apenas cuarenta años dan lugar a que, en una sola generación, la diferencia sea enorme. Ya no sólo son cambios de carácter político, que en España han tenido una gran trascendencia, sino también de carácter tecnológico y, en consecuencia, de carácter social. A mi juicio, el cambio social será especialmente perceptible en el momento en que las generaciones estén inmersas, desde su nacimiento, en las alteraciones que se están produciendo (las constantes innovaciones, el vivir con la tecnología sin ser conscientes de la presencia de ésta, etc.), pues los modos de relacionarse con el ecosistema varían a la par que la tecnología aporta innovaciones. Un ejemplo de ello puede ser el teléfono móvil, a través del cual estamos en contacto de forma casi permanente con nuestro entorno. 
Quiero incidir en una de las aserciones iniciales "nos parecemos más a nuestro tiempo que a nuestros progenitores", a través  de la música, desde los tocadiscos hasta los actuales Ipod. Desde las grabaciones analógicas a las grabaciones digitales.


Cuando nuestros padres, en los años setenta, escuchaban música, lo hacían a través de tocadiscos como los de la foto. Colocaban un disco de vinilo sobre el plato y, con sumo cuidado, situaban la aguja sobre el surco del disco. Los discos de vinilo tenían surcos en forma de espiral, perceptibles si se observaba atentamente, y sus grabaciones eran de una duración relativamente corta.




En 1979 se crea el Compact Disc, comúnmente conocido como CD. Éste es un formato digital, mucho más reducido en tamaño que los discos de vinilo, y con mayor capacidad de almacenamiento. Asimismo, tiene una mayor vida útil que los discos de vinilo, por cuanto los surcos de grabación son imperceptibles, con la salvedad de una mancha en el reverso del mismo cuando se observa al trasluz.

En 1995, comienza a comercializarse el formato digital .mp3 y posteriormente los reproductores .mp3, como el de la imagen. En comparación con un discman, la miniaturización es considerable. Pero además, la capacidad de almacenamiento y la calidad de sonido es mayor. Por tanto, no sólo se observa una miniaturización, sino un aumento de las prestaciones.
Este aumento de las prestaciones se observa actualmente en los Ipod, que pueden llegar a almacenar 160GB de música, pero que también funcionan como discos duros, o pueden reproducir vídeos.
En apenas cuarenta años, observamos el progreso de la tecnología: de unos grandes tocadiscos a un pequeños Ipod; de un disco de vinilo que podía grabar unas pocas canciones por cada cara a un dispositivo que almacena hasta 40.000 canciones.

Con este ejemplo tan cotidiano, a mi juicio, se puede observar una de las características de la tecnología en esta sociedad: su miniaturización y aumento de prestaciones. Nada tienen que ver los tocadiscos con los que nuestros padres escuchaban música, a los Ipod que cada día utilizamos.