jueves, 7 de abril de 2011

Ecosistema artificial

Desde que los primeros homínidos golpearon una piedra con el fin de utilizarla como herramienta, se ha ido conformando una esfera artificial, creada por el ser humano y en la que se encuentra inserto, formada por partes que por sí solas parecen carecer de importancia, si bien en su conjunto forman un ecosistema artificial donde se interrelacionan y cobran sentido.
El desarrollo de este ecosistema artificial se ha ido produciendo en conjunción con el dominio del ser humano sobre el ecosistema natural, que se ha visto seriamente afectado. A modo de ejemplo, la introducción de conejos en Australia durante el período de colonización británica provocó, y aún hoy en día sigue provocando, graves problemas en el ecosistema australiano, pues su capacidad reproductiva le permite ser una especie altamente invasiva, desplazando e incluso produciendo la extinción de las especies autóctonas.
A mi juicio, se podría decir que es a partir de la Primera Revolución Industrial, en el siglo XVIII, cuando el dominio del ecosistema artificial sobre el ecosistema natural y el cambio de relaciones entre este último y el ser humano comienza a manifestarse de forma más clara. El inicio del éxodo hacia núcleos urbanos y el desarrollo tecnológico e industrial provocó un cambio radical en los modos de vida y en la explotación de la Naturaleza que hasta entonces no había existido. A partir del momento indicado, la rapidez con que se produce el desarrollo tecnológico, a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, es enorme (el impulso de los transportes, la industria siderúrgica y metalúrgica, el uso de hidrocarburos, etc.).
No obstante, es a partir de la segunda mitad del siglo XX, durante la Guerra Fría, y especialmente en el período actual cuando se densifica el ecosistema artificial. Esto es, el ser humano ha pasado a relacionarse principalmente con un ecosistema artificial, sobre todo en los núcleos urbanos, pero también en los rurales. Así, nos encontramos rodeados de elementos creados por el ser humano, que le complementan y han llegado a ser indispensables en su vida. Elementos que además se interrelacionan entre sí para formar ese todo que es el ecosistema artificial. A modo de ejemplo, la fuerza animal precisada para cultivar en etapas anteriores, ahora se sustituye por tractores y otro tipo de maquinaria altamente tecnificada que realiza prácticamente todo el trabajo. El tractor o el arado no tienen sentido sino de forma conjunta y para el destino que el ser humano a planteado para dichos elementos (se observa la interrelación de los elementos y su relación con el ser humano).

Para finalizar, reconocida la gran densificación del ecosistema artificial, es necesario comprender que el ritmo de desarrollo que se ha venido manteniendo es insostenible, pues va camino de la destrucción del ecosistema natural. Por ello, uno de los objetivos de la actual sociedad  tecnológica, entre muchos, es la revolución de las fuentes energéticas,  sustituyendo el carbón y el petróleo por otras fuentes de energía menos contaminantes y más duraderas. 

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